miércoles, 13 de noviembre de 2013

La pelona

Cuando una se rapa tiene que escuchar la más variada gama de comentarios, opiniones y preguntas sobre su cabello, feminidad y belleza. Estos van desde un "¡hey que loca! Le luce un montón, se ve guapísima..." hasta los "...¿por qué lo hizo?" y "se ve enferma". Es un desfile de miradas y sugerencias, muchas veces de piropos acompañados de ojos curiosos; en definitiva una procesión de adjetivos y recomendaciones...

¿Qué por qué me rapé? Pues porque me dio la gana, así de simple. Así como aquella otra se aplancha únicamente la pava y el resto del cabello lo usa en una cola de caballo rizada, y aquella otra de más allá se deja el cabello por las caderas. No, no estoy esperando que me crezca de nuevo el cabello. Me gusta así. Es cómodo, me ahorra tiempo, se siente delicioso... y además la verdad es que me gusta como me veo. Sí, a alguna gente le resulta chocante, dicen que es un corte que me hace ver "muy ruda", pues bueno, también soy una mujer fuerte, pero eso no es lo que les choca. Lo que les choca es que no es algo usual para una mujer y por lo tanto sus esquemas de lo femenino y lo masculino se trastocan y confunden.

¿Quién querría raparse? "Una mujer rapada no es una mujer deseable" dicen algunxs... Ah pero no estoy de acuerdo, y mi respuesta a esa pregunta es y yo. Yo quiero raparme, yo me rapo. Sepan ustedes que no me rapé para verme guapa, para dejar de serlo, para gustar más o gustar menos. No es un tema de gustar, pero lamentablemente cuando se trata del cabello de las mujeres gran parte gira entorno a este absurdo.

He notado que el cabello es fuente de seguridad para muchas mujeres, para mí en algún momento también lo fue. Entonces raparme no era sólo para saber cómo se sentía y por curiosidad de cómo me iba a ver. Es una propuesta juguetona, un juego con la imagen y con aquello que consideramos sinónimo de belleza. Tengo el cabello lacio, sano y castaño. Siempre me lo envidiaron las otras chicas en el colegio. Bueno, ahora ya no está. Y si estas personas tuvieran que envidiar algo ahora, sería que no necesito de ese cabello para sentirme segura. Llevar un corte "tan radical" no me quita ni me pone nada. Soy la persona que soy sólo que ahora me veo un poco diferente. Y a mi parecer me veo bella, me veo radiante. Mi cara se aprecia más y eso hace que mi sonrisa que regalo sin reservas, mi nariz perforada, mis orejas que tanto he detestado, mis ojeras que dan cuenta de las noches que he pasado leyendo, bailando o besando; que cada parte de mi rostro se resalte y brille más que antes. Que la alegría se sienta y la tristeza no se esconda.

Sí, estoy rapada. Me siento feliz de poder contarme entre las pocas mujeres que se atreven a llevar este corte, que se atreven a hacer el corte. Un corte a las visiones estereotipadas de lo que es femenino o masculino, un corte a las imposiciones externas de lo bello y de la locura. Me siento feliz cuando me acarician la cabeza porque nunca me había sentido tan cómoda con el contacto de la gente, porque ahora disfruto más recibir caricias, y porque no sólo me están dando una caricia sino que yo les estoy regalando una experiencia sensorial y mental, y lo sé porque veo en sus caras que les quiebro los esquemas. Como me dijo un amigo cuando me preguntó que si podía tocarme la cabeza "siempre quise hacerle así a la cabeza de una mujer."

Las pelonas somos lindas, los ojos nos sonríen y no podemos ocultarlos. Mi cabello (o más bien la ausencia de él) no me ha hecho ni aún un poco menos atractiva porque la belleza más grande que poseo me brota desde adentro. Más bien, estar pelona me ha puesto en contacto con una parte de mí que no conocía. Me ha hecho enfrentarme con lo que consideraba que eran mis defectos (como mis orejas) para comenzar a aceptarlos como parte de mis características. No son defectos, son parte de mí, y en mí no hay más defecto que el de no reconocerme en mi plenitud. Soy como soy, y sin caer en conformismos me renuevo constantemente, me cuestiono, me siento, me miro, me comparto.

Y bueno gente, soy una pelona. Y lo cierto es que ser una pelona hace que a las personas les surjan las más inverosímiles preguntas y que busquen las más absurdas explicaciones. Pero lo cierto es que pone a pensar, aunque sea por un segundo, que es posible salirse del molde y cuestionar las cosas más básicas que damos por sentado. Definitivamente esa lógica de hermosura me enferma y ahora con mi perfecta cabeza redonda y descubierta, no sólo me gusta creer que pienso mejor sino que además me estoy sanando de tanta basura que nos han tirado encima sobre el "deber ser".

Así que sí, soy la Gata y ahora también soy la Pelona.



lunes, 28 de octubre de 2013

Fornicar una sirena

El tema trans me pone pansexual, pero sobre todo horny. Dese que recuerdo siempre me gustaron la sirenas. Recuerdo ser muy pequeña y ver incesantemente La Sirenita. Ese mundo lleno de colores con seres que no eran completamente peces ni humanos, entes mitológicos en apariencia asexuados, me intrigaba.

Me gustan las sirenas. Y los sirenos especialmente si tienen barba. Creo que sería genial coger con uno o una o une... Recuerdo haberme hecho de más chica esta pregunta ¿cómo se coge una a una sirena? ¿cómo cogen las sirenas? Y cuando diga sirena asuman que es sirena, sireno, sirene, sirenu, me da igual...

Tenía muchos años sin hacerme estas preguntas, y justo ayer se me vinieron a la mente de nuevo. Pienso que hay varias cosas que me atraen de las sirenas. Para empezar los colores irreales de sus largas cabelleras flotantes (aunque no estaría nada mal tampoco una sirena rapada a lo Natalie Portman...) me encanta de las sirenas que siempre tienen el torso desnudo, y es que creo que lo único que debería estar prohibido en esta vida son las camisas. Pero sobre todo me atrae de las sirenas y me fascina la ambigüedad de sus cuerpos.

Que en un cuerpo conviva la fusión de dos especies, que esté atravesado por dos territorios y tenga características de seres marinos y terrestres... me hace erotizar estos cuerpos. Que en lugar de tener entre las piernas un sexo, como nosotrxs -que por cierto ha sido la causa de que se nos asigne una identidad de género desde el momento en el que se nos vio la vulva o el meneito en el ultrasonido- que en lugar de piernas coronadas por un sexo haya una cola, una única extremidad que comience en las caderas y termine en una hermosa cola tornasol. Me provoca.

Y del ombligo para arriba gente, lo que ustedes quieran... pechos bien torneados y cintura, pectorales fuertes y velludos, o una tupida barba que termine en el asomo de unos pechos redondos de pezones erectos. Tetas con pelos o sin ellos, brazos delgados o gruesos, cabellos blancos o castaños, rostros perforados o sin perforar, aunque puedo decirles que la lengua perforada siempre es bien...

La combinación me mata. Y no puedo evitar pensar en ello. Antes sin embargo la pregunta me quedaba sin respuesta. ¿Cómo cogerse a una sirena? La deformación de la educación sexual que recibí en la escuela y en la calle me hacía pensar sólo en una sexualidad genitalizada. Es decir, que sin vulva ni pene o hueco del culo no se puede coger.

Pero entonces me descubrí lesbiana, me acerqué a la exploración de otras zonas erógenas en el sexo con mujeres varias y variadas, y con hombres, porque algunas lesbianas también cogemos con hombres.
Pensar ahora en cogerme a una sirena no es un problema a resolver, es una fantasía a realizar. Tocar esos cuerpos que se resisten a dejarse nombrar por la presencia de sus genitales, que se oponen a ir en detrimiento de su placer y se entregan a la exploración de sí y les otres.

Entonces cogerme a una sirena puede tener múltiples comienzos y medios e infinidad de desenlaces con o sin orgasmos genitales. Podría por ejemplo acariciar sus tetas, porque amo las tetas, y besar una boca compacta rodeada de tupida barba mientras siento en mis muslos la cola fría y resbalosa humedecer mi entrepierna para olvidar mi sexo y sólo sentirlo.


Quiero fornicar con una sirena. Tengo ganas de darnos orgasmos de pezón erecto, de lóbulo de oreja inflamado y enardecido, de blasfemia y gemido, de espalda mordida y rodeada por mis brazos... orgasmos cerebrales que nos desciendan por la columna vertebral de pez sirena.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Disculpá, el odio es inevitable

Te odio. No puedo evitarlo. Se me revuelve todo cuando te pienso, eso es así. No creás que no me he preguntado por este odio. Por estas ganas de vomitar que me dan cuando te pienso, por estas lágrimas de furia que no puedo esconder, por este rostro crispado. Por la furia, la ira, el asco. No es algo que me suela suceder con frecuencia. Entonces... ¿Por qué con vos? ¿Por qué a vos?

Y bueno, creo que finalmente te odio por ser eso que yo sé que no seré nunca, o acaso fui una vez hace mucho tiempo. Te odio por ser parecida a ella. Por tu entrega, por tu querer ilusionado propio de las que están descubriendo el amor... Te odio porque estás. Te odio porque estuviste. Te odio porque llegaste a lugares donde nunca estaré, de los que siempre quise ser parte y no pude, y no puedo. Te odio aunque yo haya llegado más lejos en su geografía y en su corazón, igual no puedo evitarlo... te odio.

Te odio por los lugares que ocupaste y que seguís ocupando. Te odio porque sé que sos una buena persona, porque me caés bien. Porque tu mirada tiene fuego y no se puede salir ileso de ella. Te odio. Te odio porque aunque ya no estés seguís más presente que nunca. Porque tu sonrisa se contagia. Porque te ganaste un espacio en el corazón de ellas, y ¿cómo no? Así que comprenderás que me es imposible dejar de odiarte. Que me abruma tu presencia, que me persigue tu nombre desde antes de conocerte (la prueba está en un poema escrito hace ya algún tiempo). Creo que no puedo hacer nada con este odio, más que vivirlo, sufrirlo, encararlo cada día sin aferrarme a él, que a fin de cuentas es lo más difícil. E irme desprendiendo.

Desprendiendo de vos y del odio, y del miedo, que a estas alturas ya forman una sola cosa. Dejarlo ir, observarlo cuando llega y no detenerme a alimentarlo. Así, hasta que algún día quizá se debilite, quizá adopte otro rostro, o quizá me devuelva el mío. Despedirme de lo que nunca fue, de lo que no fui ni seré nunca. Intentar estar en paz sabiendo que lo que te quité... tal vez, tal vez vos lo deseabas más que yo. Tal vez vos la cuidarías mejor, la amarías mejor, serías una mejor compañera. Seguro por eso también te odio y me odio.

Y sabés, de tanto odiarte he llegado a pensar que te quiero, y que el odio que siento no es más que miedo y tristeza. Porque me recordás a ella cuando la conocí. Me recordás cuando empezamos a salir y me fijé por primera vez en sus ojos brillantes y deseantes, que me decían que me amaba con locura. Y yo, yo no podía devolverle lo mismo, no en ese momento.

Porque me hacés pensar en esa chica tímida y transparente de la cual llegué a enamorarme tan profundamente y que ahora amo tanto. Y sí, te veo y pienso en ella... y pienso que es una lástima que ella no se haya enamorado de vos como yo si logré hacerlo cuando ella estuvo en tu lugar. Porque ¿sabés algo? compartir junto a ella es de lo mejor que me ha pasado... Y por eso, con pasión y con nostalgia, te quiero y te odio, y nos odio. Es inevitable.

jueves, 9 de febrero de 2012

LOS GATOS

Ah, qué hermosas criaturas son los gatos... A todos nos enternecen y nos dan ganas de estrujarlos entre los brazos. Nos miran con esos ojos inocentes y nos seducen frotándose contra nuestras piernas con su pequeña cabeza de orejas cortas y puntiagudas. Sin embargo... con los gatos pasa una cosa. Duermen todo el día. Duermen panza abajo ronroneando entre sueño y sueño y se despiertan únicamente para rascarse un poco, estirarse, dar un par de vueltas sobre su propio eje, lamerse y volver a dormir.

Pero también pasa otra cosa con los gatos, y es que les gusta madrugar. Si ha tenido la oportunidad de compartir la casa con un gato, habrá notado ciertas particularidades de su comportamiento y fisionomía que podrían llegar a causar problemas en la convivencia.

Así se encontrará usted que (y eso sí es una virtud del gato) siempre puntual, a las 5:30 am y no a las 5:31 ni a las 5:29, sino que a las 5:30 en punto el gato comenzará a pedir alimento. Lo hará primero con un maullido sutil que paulatinamente irá transformando en alaridos de bestia poseída por el mismo Lucifer, logrando que el terrible odio que le tiene al sonido de su despertador se convierta en nostalgia y añoranza.

Es común que al inicio trate de ignorar los maullidos infernales de ese pequeño y peludo amigo; pero al comprobar, no sin cierto matiz de horror, que una de las tantas cualidades del gato (además de la puntualidad) es la persistencia... es probable que termine tambaleándose por el cuarto, un poco malhumorado, para abrirle la puerta a su querida mascota.

Una vez la haya alimentado y acariciado su actitud cambiará radicalmente (la del gato, no la suya, que seguramente todavía siga de malhumor), pasando de un talante de Gremlin furioso a un adorable y cariñoso peluche de carne y hueso. Llegado este punto, el gato, con una actitud muy segura de sí, se dirigirá sin dudarlo ni una vez, hacia el lado de la cama donde usted se encontraba durmiendo minutos antes. Y esto tiene una explicación muy simple, a los gatos les gusta el calorcito. Así pues, terminará usted optando por acostarse del lado frío de la cama con tal de evitar que se despierte el felino y lo continúe atormentando con sus insistentes llamados al Pisuicas.

Y estando así, tratando de calentar la cama y conciliar el sueño, puede que alcance a observar dos escenas igual de perturbadoras. La primera de ellas, es que podrá ver como duerme plácidamente el gato, pues como mencioné anteriormente, este es un animal que gusta del buen dormir; esta escena aunque parezca hermosa podría resultar un poco molesta. La segunda y más terrible de todas; en su reloj verá que faltan 10 minutos para las 6:30 am, hora en la que suena el despertador habitualmente. En este caso, mi consejo es que de una vez apague el despertador y resignadamente proceda a levantarse, para así no tener que oír otro molesto sonido martilleándole los sesos.

Pero, siguiendo con las virtudes del gato, este es un animal no sólo puntual y persistente, sino también audaz y atrevido. Desafiando sus órdenes en todo momento y demostrando sus dotes innatos de líder, hará oídos sordos a todos sus ruegos y súplicas, imponiendo su voluntad en todo momento. Así, cuando al gato se le sugiere amablemente abandonar un aposento, éste hará de cuentas que la cosa no es con él. O en el peor de los casos, utilizará otra de sus habilidades, la agilidad, flexibilidad y rapidez de sus movimientos.

Es realmente todo un espectáculo el que nos regala esta adorable criatura, cuando corre de un lado a otro de la habitación escabulléndose entre los muebles y rincones o trepando por las cortinas, mientras a la vez su impaciente dueño sigue el recorrido del felino en su afán por atraparlo. Y ahora que lo pienso, tener un gato podría ser una buena solución al sobrepeso...

En fin, continuando con lo que nos atañe, el gato. Cuando se haya cansado de perseguirlo inútilmente, es aconsejable que opte por hacer una pequeña bola de papel con lo que tenga más a mano. Los gatos adoran el papel, y siempre es un juego predilecto el perseguir las bolitas sonoras y crujientes por la casa. Una vez tenga la bola lista deberá lanzarla afuera de la habitación para que el gato la persiga. Pero eso sí, tome nota, no deberá abusar de este recurso, pues la incomparable inteligencia del gato lo hará reflexionar sobre el hecho de que usted en realidad no desea jugar con él, si no echarlo fuera de su cuarto (del cuarto del gato, claro está, pues a estas alturas si usted no ha entendido que la casa es del gato, y que éste en su abundante generosidad la comparte con usted, está en problemas) y la próxima vez no caerá con este truco.

Por lo tanto, lo mejor será dejar que el gato se quede en la habitación, trepe cortinas, duerma del lado caliente de la cama, pida alimento a horas casi obscenas de la madrugada, entre otras cosas. Porque hay que recordar que el gato no sólo es un animal puntual, persistente, ágil e inteligente, sino que es también un animal salvaje. Y por lo tanto usted, que ha sido engañado toda su vida creyendo que los gatos eran mascotas de compañía para ancianas y solteronas, ahora sabe que los felinos, por pequeños que sean, no se domestican, sino que son ellos los que terminan domesticándole a usted.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Poesía por encargo


Me dijiste que escribiera un poema sobre esa noche, un poema no se pide, solo nace; me negué. Pero no solo por esto, está también la dificultad con la que me encuentro al tratar de escribir sobre esa noche y el hecho de que toda ella fue poesía, escribir sería pues redundar. Tampoco puedo olvidar que lo de nosotros fue un encuentro en puro presente y no podría ni quisiera volver porque ya no existe, al escribir sobre eso, me embarcaría en un viaje hacía un pasado que ya no estaría ahí para sostener mis palabras.

Pero si finalmente me decidiera, me gustaría empezar el poema mencionando una mano temblorosa, la mía, buscando a tientas debajo de la cama la cola que sujetaba mi cabello intacto. Esa mano que buscaba con la misma premura una cajetilla de cigarros en el bolso, antes de saber que se internaría en tu camisa para recorrerte la espalda.

También mencionaría tus manos, sujetando las páginas sueltas de un cuento de Cortázar y un cigarro, mientras leías para mí enfatizando en los párrafos subrayados. ¿Y las manchas de tinto en la 130? ¿O sería la 128? Esas también debería mencionarlas, después de todo están ahí para invocar el humo y el sabor a uva tostada, están para que regresés a ellas cuando querás, para hacerte no olvidar la muerte y mis manos.

Ah, pero ahora recuerdo, estás vendiendo tus libros para dejar de leer lo que hicieron otros y empezar a ser narrador protagonista. Para escribir con los pies una historia que nunca nadie leerá completa. Me pregunto por las manos que tomarán la página manchada de dos gotas de sangre de viñedo, ¿serán tan felices como las nuestras aquella noche? y ¿dónde estarán las mías cuando alguien vuelva a leer en voz alta a Cortázar con un interminable Philip Glass de fondo? Solo quedarán esas manchas en una página que ni aún yo recuerdo y ya no significarán nada para nadie. Mejor así.

Entonces, si siguiera con la poesía, sería cuestión de un par de versos mencionar el desayuno; y no se puede. No puedo mencionar en un mismo poema café con huevos revueltos, y a Cortázar y a Glass... ¿Ves la imposibilidad de esta tarea? Esa noche hubo un baile de peces, nos resbalamos de la pecera sin morir en el suelo, supimos saltar de vuelta.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

TAMALES VEGANOS (cruelty free)

Dado que los tamales veganos que hice este año con mi abuelita han sido todo un éxito, tanto para vegetarianos como para omnívoros, acá les dejo la receta por si se atreven a probar algo diferente este año. No se arrepentirán!

TAMALES VEGANOS DE LA GATA

Para la masa:

12 tazas de maseca
14 tazas de caldo de verduras
8 consomés vegetales con aceite de oliva maggi
2 y 1/2 cucharadas de sal
2 y 1/2 tazas de aceite
2 kilos de papas
salsa inglesa, sal y pimienta al gusto

Para el relleno:

5 tazas de arroz preparado con achiote
1 kilo de vainica troceada para picadillo
3 zanahorias medianas troceadas para picadillo
1 bolsa guisantes congelados
1 lata de gabanzos
1 chile dulce grande en tiritas
aceitunas
y todo lo que se le ocurra de vegetales...


Preparación:

-Se hierven las papitas con 1 consomé
-Las vainicas y las zanahorias se cortan finito y se cocinan a parte como haciendo un picadillo.
-Con el caldo que se usó para cocinar las papas se reservan las tazas de caldo a necesitar (14 tazas)
-Luego se diluyen 7 consomés de vegetales en este caldo cuando el caldo está caliente y se reserva.
-Majar las papas haciendo un puré bien finito.
-Poner la masa en un recipiente grande y mezclarla con el puré de papa, el caldo de verduras y el aceite.
-Agregar la salsa inglesa, sal y pimieta.
-Mezclar y revolver todo muy bien hasta lograr una consistencia suave.
-Una vez que la masa está lista se procede a armar el tamalito con los vegetales y el arroz que teníamos reservados.

Buen provecho! Feliz Navidad y año nuevo sin crueldad!

miércoles, 16 de noviembre de 2011